La aldea de Tíngafa (denominación aborigen) fue uno de los veinte pueblos y pagos sepultados por las corrientes de lava de Timanfaya (Erupciones 1730-1736). Antes de verse arrasada y enterrada por el fuego, este espacio (el valle comprendido entre Caldera Blanca y Pico Partido, en la falda de Montaña Tinga) era una zona rica en tierras agrícolas.
La fertilidad del terruño explica el asentamiento aborigen, “no sólo evidenciado por el topónimo de la aldea – explica José de León en Lanzarote bajo el volcán – sino por referencias a las características casas hondas de los majos (término por el que se conocía a los primeros pobladores de Lanzarote), en las inmediaciones de Tíngafa”.
Los mejores años de Tíngafa fueron en el Siglo XVII y en el primer tercio del XVIII, justo antes de las erupciones. “Se trata – apunta De León – del ejemplo más destacado (sic) de progresión económica y poblacional”. 46 vecinos, casas, la Vega agrícola de Iseo y la Ermita de San Juan resultaban el inventario del pueblo.
La aldea de Tíngafa que fue
Aquella vigorosa aldea vio truncada su suerte cuando las corrientes de malpaís avanzaron hacia sus dominios entre diciembre de 1730 (dos meses después del primer estallido en el Volcán del Cuervo) y junio de 1731.
Se sabe por las vicisitudes vividas por Miguel Armas, vecino de El Rodeo (área afectada por el mencionado Volcán del Cuervo desde septiembre) “habiéndosele destruido su casa (la del Rodeo) y sus pertenencias (…) hace una importante venta de terrenos por la zona este de Tíngafa”.

La franja más apreciada de los alrededores de Tíngafa era La Esmeralda. Reales valían sus fanegas: “Juan Suárez Betancor traspasa al Licenciado Guillén de Betancor 13 fanegas en la Esmeralda por 615 reales (…) tierras labradías en la boca de la Caldera de Tíngafa”. A pesar del fuego que arrasó todo, a día de hoy la Caldera de Tíngafa sigue dando frutos con sus hermosas higueras incrustadas en su raíz.
"Completamente devastada"
El historiador De León recoge en su libro que la información sobre la devastación de Tíngafa resulta confusa y posee claras contradicciones. En uno de los textos que se conservan de la época se menciona que en el mes de marzo de 1731 la aldea estaba totalmente destruída: “El 7 de Marzo, se levantaron otros conos y la lava que salió se dirigió al norte hacia el mar y alcanzó Tíngafa, que fue completamente devastada”.
Esta primera fecha (7 de marzo) contrasta sin embargo con otra, 4 de junio, y otra documentación, una carta dada a conocer por Santiago Cazorla y escrita por D. Ambrosio Cayetano de Ayala, Vicario de Lanzarote.

Se dice para la citada fecha (4 de junio de 1731):
“(…) pero por la gravedad de mis culpas el día 4 del corriente a la oración, volvió a reventar otro volcán cercano a la Ermita de San Juan con cuatro bocas que arrojan mucho fuego y se ha cogido el lugar de Tíngafa, en donde había más de cuarenta vecinos y por allí está corriendo hasta la fecha de este”. La carta de Cazorla apostillaba “no ha perecido nadie, pero nos tememos que acometa el lugar de Tinajo así que corre en cuatro barrancos por ser mucho el fuego, como por tener corriente a dicho lugar”.
Tras la destrucción de Tíngafa
De aquel valle fértil y florido solo quedó el recuerdo: “Decía la gente vieja que ese llano (alrededor de la antigua aldea de Tíngafa) era llamado la Vega de las Flores, antes del volcán, porque era muy fértil”.
Como el destino de otras aldeas arrasadas, Tíngafa tuvo un final dramático. La solicitud desesperada de sus vecinos a la Real Audiencia: “(…) dixeron en quanto al término de Tinguatón, que los que pretenden ararlo son los vecinos de Tíngafa los quales perdieron todas sus tierras, casas y todos sus bienes con los estragos de los bolcanes como es público y notorio y se hallan totalmente desaragarajados sin tener en donde sembrar ni un puño de pan (…)”.

Así ha seguido Tíngafa durante casi dos siglos y medio, “ni en donde sembrar ni un puño de pan”, arrasada por columnas interminables de malpaís y un aluvión de cenizas volcánicas (posiblemente las que expulsó la Caldera de la Rilla) que tiñeron de arriba a abajo Montaña Tinga.
Hasta que este escenario dantesco ha formado parte del paisaje lanzaroteño que ha atraído, y atrae, a millones de personas desde que la isla se incorporara a la industria turística. Tíngafa colinda con las Montañas del Fuego y el ya mítico acceso que nos lleva al Islote del Hilario para conocer Timanfaya en su máxima dimensión (ruta de los volcanes en guagua incluida).

Alrededor de la Montaña Tinga hay un sendero circular que nos permite situarnos en la antigua aldea de Tíngafa. También hay una vereda de rofe en su cara este que te lleva a su cima.
- Montaña Tinga: Mapa.
Vivido: Miércoles 13 de Abril de 2022 de 10:00 a 11:30 am aprox.
PD: A quienes les interese la isla que quedó sepultada bajo el fuego, lectura obligada: “Lanzarote bajo el Volcán”, José de León Hernández (Librería Lanzarote).
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