Entre las infinitas razones por las que denominaron Las Afortunadas a Canarias, sobresale ésta: poder instalarte al alba y ver cómo va despuntando el sol desde el Puertito de Órzola mientras esperas el barquito que te llevará a La Graciosa. Si el café no había terminado de despertarte, pon un ojo en el horizonte, contempla el Roque del Este y su silueta misteriosa: definitivamente despierto.
Por delante, dos horas de caminata en el Paraíso. El cuarto y último sendero oficial de La Graciosa al que nos enfrentaremos, como los otros tres, parte de su capital, Caleta del Sebo, y en esta ocasión tocará atravesar la isla en su vertiente central, dejándonos caer por la costa noroeste girando al contrario del sentido de las agujas del reloj, hacia el suroeste, para terminar en la Punta del Pobre.
El ancho camino nos obliga a ascender por encima del nivel del mar a un cruce de caminos que se encuentra a casi dos kilómetros del pueblo.
Desde el Risco de Famara parece una maqueta (quieta, inmóvil, despoblada), sin embargo, Caleta del Sebo es desde primera hora puro nervio y trasiego. En pleno puente por el Día de Canarias (sábado 28 de mayo de 2022), la isla ha colgado el cartel de “full”.
"La Mareta y la Baja del Corral"
En el Llano de la Mareta, custodiado por las Montañas del Mojón y Las Agujas, espera la expedición ilusionada con sus sombreras gracioseras. A propósito de estas, y del sol, por muy encapotado que pudiera estar el cielo, crema solar, gorra (o sombrero) y agua en abundancia. Las nubes engañan, territorio hostil para transitarlo sin protección, créannos.
En las proximidades de este cruce de caminos se observan aljibes, maretas y cultivos…el intento de sus habitantes para resistir frente a la sequía y el aislamiento. También desde aquí se adivina la panorámica que en breve nos acompañará, y alegrará, a lo largo de casi toda la travesía: ese festín naturista del norte graciosero con la magia posada en el Atlántico: Montaña Clara, Roque del Oeste y Alegranza.
Recorremos la costa de Montaña Amarilla donde se sancocha a fuego lento este desierto que resiste a la fiereza del mar que a su vez dibuja recovecos de ensueño, pepitas de sal…a la vuelta hay previsto un chapuzón imperial, pero eso será luego, ya les digo, en el retorno al Sebo.
La Punta del Pobre
Porque ahora toca seguir manteniendo la brújula firmemente en dirección suroeste mientras descubrimos rincones alejados de cualquier rastro de civilización. Aquí reinan y gobiernan el alisio, el jable, las gaviotas y el mar.
A medida que nos aproximamos a los dominios de Montaña Amarilla descubrimos que su espalda, amarilla, lo que se dice amarilla, más bien poco. Los tonos ocres y bermejos se desparraman por la cota montañosa que compite desde este prisma con el Risco de Famara.
El tramo final a la Punta del Pobre se estrecha, pero al igual que el resto del itinerario resulta fácilmente transitable. Una colección de postales inquietantes conforma el colofón a la caminata: aquí sí los relieves de la montaña dan sentido a su nomenclatura, debajo de la Punta se localiza una piscina natural ovalada que parece el lugar donde Armida secuestró a Reinaldo…
La calita de La Cocina, y su lámina de aguas turquesas, se encuentra tan cerca, a una milla aproximada, como inaccesible. Para sumergir las piernas en salitre hemos querido buscar los charcos de la zona del Sombrero, en el camino de vuelta a Caleta del Sebo.
Variante que mola
Allá que vamos, volviendo por donde hemos venido, saliendo de la vereda, por el litoral, a unos dos kilómetros al norte de Montaña Amarilla, en el Caletón de las Huertas…paraíso.
Piernas y espíritus en remojo. Dos chapuzones reparadores.
Hasta aquí llegaron nuestros pasos. El baño previsto tenía una solicitud de taxi, a Luis Miguel, un joven graciosero que conoce su isla al dedillo y ejerce de guía. Allá que nos fue a buscar, ensalitrados, para volver a la capital, al restaurante de Enriqueta, donde Francis iba a prepararnos un arroz caldoso con bichos.
Un breve paseo para digerir el arroz por la capital: tan solos que estábamos en medio de la naturaleza, y la Caleta parece Times Square en hora punta. Un buen contrapunto esta vidilla. “Silba, Angi, silba”, le dijo el sobrino a Ángeles, y va ella y silbó.
Toca volver a Lanzarote, snif.
- LA RUTA: Son 13 kilómetros de ida y vuelta a La Punta del Pobre (DESCARGA EL SENDERO).
- El servicio de Taxi con Luis Miguel: En el caso de que quieras que te recojan en La Punta del Pobre o los Charcos de Sombrero. En función del número de personas, el servicio cuesta entre 20-25 euros. Contacta con él, 656 182 063.
Senderismo en La Graciosa
Los otros tres senderos oficiales de La Graciosa son los siguientes:
- Ruta del Norte (Las Conchas, Arco de Majapalomas, Playa El Ámbar…).
- Caleta del Sebo-Montaña Amarilla.
- Caleta del Sebo-Pedro Barba.
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