Tu Guía en Lanzarote

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En las entrañas del Barranco de Tenegüime, puro salvajismo

Barranco de Tenegüime Espacios Naturales de Lanzarote Guatiza Fotografía Ramón Pérez Niz

🪧El área de Medio Ambiente del Cabildo de Lanzarote ha prohibido el acceso al sendero de Tenegüime debido a la época de nidificación del guirre en el período comprendido entre el 22 de abril y el 1 de septiembre de 2024, ambos días incluidos.

Se ha aceptado que el Barranco de Tenegüime tiene un paralelismo con ciertas voces bereberes (tagemmi o tigemmi) que significan «jardín, vergel, bosque». Ciertamente, este valle pronunciado en el que la erosión del agua ha ido excavando los materiales que componen el Macizo de Famara, resulta una alegre rareza paisajística en Lanzarote.

Del vergel incrustado en el barranco sediento no sorprende el ramillete de tabaibas (presente en otras latitudes insulares) sino especies como el tomillo, la tojia, la morgallana violácea, el romero marino o entre otras muchas la salvia y el relinchón canario. Todas, esparcidas o en estrecha comandita, componen un soberbio crisol que contrasta con la piedra caliza y las estrechas veredas polvorientas.   

Sobrevolando el impresionante cuadro naturista aparece el cernícalo que pone la banda sonora al sendero con su graznido elegante que rebota en lo alto de los laderas, cuyos depósitos volcánicos, lavas con espectaculares estructuras con forma de columnas, recuerdan a la Caldera de Tirajana (Gran Canaria). 

Cumbre del Barranco de Tenegüime. Fotografía: Ramón Pérez Niz.
Cumbre y cernícalo sobrevolando el Barranco de Tenegüime. Fotografía: Ramón Pérez Niz.

El Barranco asciende en busca del Risco de Famara dejando atrás las terrazas agrícolas que aprovechaban la caídita natural de la poca agua que recibía el suelo lanzaroteño. Aunque la fisonomía de aquellas terrazas se mantiene, en su hábitat sólo sobrevive alguna higuera rodeada de aulagas. 

Antiguos zonas de cultivo. Barranco de Tenegüime. Fotografía: Ramón Pérez Niz.
Antiguos zonas de cultivo. Barranco de Tenegüime. Fotografía: Ramón Pérez Niz.

En la desembocadura del barranco se identifican diversas variantes para hacer camino. A medida que avanzas tendrás que superar algún desnivel escalando unas pequeñas cotas de piedra. 

Atravesando el Barranco de Tenegüime. Fotografía: Ramón Pérez Niz.
Atravesando el Barranco de Tenegüime. Fotografía: Ramón Pérez Niz.

La vereda parte del entorno del Cementerio de Guatiza, sin embargo, resulta recomendable dejar el coche en el impoluto pueblito de tuneras y atravesar la vega.

Ida y vuelta

El Barranco de Tenegüime tiene una extensión de 8,5 kilómetros. Distancia que hay que tener presente junto al ambiente seco del lugar ya que apenas corre el viento. Para admirarlo como merece no es imprescindible recorrerlo en su conjunto si no tiene la opción de dejar un vehículo en su cúspide, cerca del Parque Eólico de Los Valles. DESCARGAR RUTA

La travesía resulta diferenciadora, saliéndose del marco paisajístico habitual de los senderos lanzaroteños. Adentrarse en la boca del lobo, en un lugar de Guatiza de cuyo nombre queremos siempre acordarnos, va a suponerle un reseteo de los buenos.  

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