Tu Guía en Lanzarote

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Planazos en Lanzarote: amanece en Papagayo

Amanece en las Playas de Papagayo, Lanzarote. El primer baño del día. Fotografía: Josechu Pérez Niz.

Va a amanecer en Papagayo y estamos de camino a colonizar la orilla del Caletón del Cobre. Puedes hacerlo en coche, la verja a estas horas no hay funcionario que la sostenga, por lo que pasarás free, pero también tienes opción de llegar a esta pequeña cala situada entre Mujeres y El Pozo abordando el Sendero al yacimiento arqueológico de San Marcial del Rubicón. Esta, la del sendero, ha sido nuestra elección las últimas veces que hemos bautizado el día en Papagayo. 

En el camino que parte de Las Coloradas (este de Playa Blanca), la compañía es permanentemente grata: Lobos y Fuerteventura, quietas, paradas, posando en el horizonte Atlántico. Al llegar a Mujeres, que es la primera playa de Papagayo con la que tropezarás coincidirás, o no (depende del día), con nadadores quitándose el chaque (o poniéndoselo) tras recorrer unas cuantas millas mar adentro, en las aguas pausadas y calmadas. Otras veces aparece un iglú en medio de la playa o dos sacos de dormir con sendos adolescentes durmiéndola tras una noche de birras y desenfreno. 

Desayunarse el Atlántico desde la orilla de Playa Mujeres, Papagayo. Fotografía: Josechu Pérez Niz.
Desayunarse el Atlántico desde la orilla de Playa Mujeres, Papagayo. Fotografía: Josechu Pérez Niz.

Y a veces, también, coincidirás con otras gentes que han pensado lo mismo que tú, desayunarse el Atlántico, y para ello han puesto el despertador sobre las 6-6:30 am. 

Ahí dejo a esa pareja acaramelada y a las gaviotas que picotean la orilla, y avanzo a la calita contigua a Mujeres, al Caletón del Cobre. En el fondo de la calita hay una pequeña cueva en la que dejar los bártulos, el calzado, la ropa y el bañador. Sí, quítatelo todo y avanza tímido a la orilla. 

¡Qué manera de empezar el día! Es un bautizo portentoso. Fría, ¿piensas? Bah, pamplinas, ¿quién dijo miedo habiendo hospitales? La mar, sí, está fría, y sin embargo, tras el impacto inicial, resulta deliciosamente reparadora. Por quitarte, además de las legañas, te quitará la inercia de ver siempre, sistemáticamente, el vaso medio vacío. En efecto, tras el baño, de vuelta a la orilla, verás el vaso lleno, rebosante. 

Quietud tras el primer baño del día. Caletón del Cobre, Papagayo. Fotografía: Josechu Pérez Niz.
Quietud tras el primer baño del día. Caletón del Cobre, Papagayo. Fotografía: Josechu Pérez Niz.

¿Y después qué? Pues después, obviamente, vendrán otros baños. Apúralos hasta las 10 am, que viene a ser la hora en la que el turisteo empieza a llegar a este paraíso natural y lo transforma en Saigón. Justo ahí, antes de la hora punta, tú te vuelves a calzar y ahí les dejas. «Ciao, gente». 10:30 am, y ahora a comerte el resto del día. 

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