La travesía entre Playa Quemada y Papagayo es uno de los recorridos más exigentes —y también más bellos— de Lanzarote. El senderista se enfrenta a un terreno rompepiernas: continuos sube y baja que conectan morros, barrancos y valles del Monumento Natural de Los Ajaches.
El esfuerzo se compensa con un paisaje único: calas abrazadas al mar, jable negro, plataformas de piedra pulida que brillan al sol, minijardines de cactus y pequeñas cuevas con objetos marinos. Una aventura que culmina en las alfombras doradas de Papagayo. Antes de arrancar, tómese su tiempo en Playa Quemada: crema solar factor 50, cordones bien apretados… y a caminar, que el sendero se disfruta paso a paso.

La salida exige superar la primera cota del día: el morro que conecta Playa Quemada con las playas de La Arena y El Pozo por una estrecha vereda de cabras. Desde lo alto, el pueblo pesquero luce aún más pintoresco, y La Arena sorprende con su manto de jable negro mecido por la espuma blanca.
Avituallamiento en la Playa del Jardín
El sendero zigzaguea y obliga a extremar la precaución, sobre todo en los descensos con tierra suelta. Tras El Pozo, conviene resistir un poco más: el verdadero descanso espera en la Playa del Jardín, un oasis inesperado en pleno desierto volcánico.
Allí, vecinos de Titerroy crearon en los años 90 un minivergel y una humilde exposición marina en una cueva cercana. Lugar perfecto para sombra, agua y respiro tras 45 minutos de marcha.

Después del descanso toca encarar nuevos morros y adentrarse en las calas de Los Dises: dos enormes playas de piedra separadas por un acantilado. El recorrido en forma de “V” por el Barranco de los Dises nos lleva hasta el Vallito Negro.

Conviene mirar atrás: la estela de costa recorrida, con Playa Quemada al fondo y, en contraste, la urbanización de Puerto Calero y Puerto del Carmen.
Barrancos interiores y sorpresas botánicas
El sendero cambia de perspectiva al internarse en los barrancos. La montaña desnuda de Los Ajaches regala un mosaico de tonos ocres, amarillos y blanquecinos, recordando que fue la primera estructura en emerger del Atlántico para dar origen a Lanzarote.

Entre tanta sequedad sorprende la vida: pequeños brotes en las caídas de los barrancos. Una planta misteriosa —que después supimos identificar como la Cohombrillera, tóxica según los lugareños— se cruza en el camino. Tras varios barrancos aparece La Fuentecita, cala de aire místico que invita al reset más profundo.

Rumbo a Punta Papagayo
Tres horas de caminata en absoluta soledad nos acercan a Punta Papagayo. Algún grupo de ciclistas rompe el silencio antes de llegar al cruce de caminos donde recomendamos tomar el desvío hacia La Torreta.

El esfuerzo adicional compensa: restos de viejas torres militares, una última cala de arena negra y callaos, y la primera postal de las playas doradas de Papagayo. Desde este punto, incluso se distingue a lo lejos la silueta del Arrecife Gran Hotel.

El broche: Papagayo y sus chiringuitos
La recta final nos lleva a las icónicas calas de Papagayo. En Puerto Muelas se respira un ambiente naturista y despreocupado, mientras que la playa de Papagayo concentra la versión más “instagrameada”.


Para reponer fuerzas, nada mejor que los chiringuitos de Papagayo, antiguas chozas de pescadores hoy convertidas en restaurantes. Chipirones, pulpo, pescados frescos y arroces se acompañan con un buen malvasía volcánico.

Antes de sentarse a la mesa, recomendamos una inmersión en las aguas turquesas de La Cera: crioterapia natural para las piernas tras cinco horas de ruta.

El cierre perfecto lo pone Casa El Barba, con cañas y vistas que saben a recompensa tras la aventura.

Con la boca refrescada, y el gaznate, hicimos balance de la aventura y desventuras (pies hechos papilla), de las sensaciones, de lo bien que sienta salir del caparazón de la rutina…
COSAS A TENER EN CUENTA
- DISTANCIA: 18,77 kms.
- DURACIÓN: 5 horas exactas (de 9:15 a 14:15).
- DESCARGA LA RUTA. Wikiloc.
- DOS COCHES. Dejar un coche en Chiringuito de Papagayo, viajar a Playa Quemada con el otro coche.
- SOLO 1 COCHE. Limitar el sendero hasta la Playa del Jardín, ida y vuelta.