Tu Guía en Lanzarote

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Caminatas Atlánticas en Lanzarote: de Playa Quemada a Papagayo, el lado más salvaje de Los Ajaches

Senderismo en el Monumento Natural Los Ajaches Playa Quemada a Papagayo

La travesía entre Playa Quemada y Papagayo es uno de los recorridos más exigentes —y también más bellos— de Lanzarote. El senderista se enfrenta a un terreno rompepiernas: continuos sube y baja que conectan morros, barrancos y valles del Monumento Natural de Los Ajaches.

El esfuerzo se compensa con un paisaje único: calas abrazadas al mar, jable negro, plataformas de piedra pulida que brillan al sol, minijardines de cactus y pequeñas cuevas con objetos marinos. Una aventura que culmina en las alfombras doradas de Papagayo. Antes de arrancar, tómese su tiempo en Playa Quemada: crema solar factor 50, cordones bien apretados… y a caminar, que el sendero se disfruta paso a paso.

Playa La Arena y Playa Quemada a nuestra espalda. Sendero Playa Quemada-Papagayo. Fotografía: Josechu Pérez Niz.
Playa La Arena y Playa Quemada a nuestra espalda. Fotografía: Lanzarote3.com

La salida exige superar la primera cota del día: el morro que conecta Playa Quemada con las playas de La Arena y El Pozo por una estrecha vereda de cabras. Desde lo alto, el pueblo pesquero luce aún más pintoresco, y La Arena sorprende con su manto de jable negro mecido por la espuma blanca.

Avituallamiento en la Playa del Jardín

El sendero zigzaguea y obliga a extremar la precaución, sobre todo en los descensos con tierra suelta. Tras El Pozo, conviene resistir un poco más: el verdadero descanso espera en la Playa del Jardín, un oasis inesperado en pleno desierto volcánico.

Allí, vecinos de Titerroy crearon en los años 90 un minivergel y una humilde exposición marina en una cueva cercana. Lugar perfecto para sombra, agua y respiro tras 45 minutos de marcha.

El minijardín de cactus. Avituallamiento a la sombra tras 45 minutos de pateo.
El minijardín de cactus. Avituallamiento a la sombra tras 45 minutos de pateo

Después del descanso toca encarar nuevos morros y adentrarse en las calas de Los Dises: dos enormes playas de piedra separadas por un acantilado. El recorrido en forma de “V” por el Barranco de los Dises nos lleva hasta el Vallito Negro.

Los Dises, Monumento Natural de los Ajaches.
Los Dises, Monumento Natural de los Ajaches

Conviene mirar atrás: la estela de costa recorrida, con Playa Quemada al fondo y, en contraste, la urbanización de Puerto Calero y Puerto del Carmen.

Barrancos interiores y sorpresas botánicas

El sendero cambia de perspectiva al internarse en los barrancos. La montaña desnuda de Los Ajaches regala un mosaico de tonos ocres, amarillos y blanquecinos, recordando que fue la primera estructura en emerger del Atlántico para dar origen a Lanzarote.

Hacha Grande, Los Ajaches. Barrancos y valles entre calas de arena negra.
Hacha Grande, Los Ajaches. Barrancos y valles entre calas de arena negra

Entre tanta sequedad sorprende la vida: pequeños brotes en las caídas de los barrancos. Una planta misteriosa —que después supimos identificar como la Cohombrillera, tóxica según los lugareños— se cruza en el camino. Tras varios barrancos aparece La Fuentecita, cala de aire místico que invita al reset más profundo.

La Fuentecita.
La Fuentecita

Rumbo a Punta Papagayo

Tres horas de caminata en absoluta soledad nos acercan a Punta Papagayo. Algún grupo de ciclistas rompe el silencio antes de llegar al cruce de caminos donde recomendamos tomar el desvío hacia La Torreta.

Llegando a Punta de Papagayo y sus playas.
Llegando a Punta de Papagayo y sus playas

El esfuerzo adicional compensa: restos de viejas torres militares, una última cala de arena negra y callaos, y la primera postal de las playas doradas de Papagayo. Desde este punto, incluso se distingue a lo lejos la silueta del Arrecife Gran Hotel.

La última cala de arena negra y callaos antes de Papagayo.
La última cala de arena negra y callaos antes de Papagayo

El broche: Papagayo y sus chiringuitos

La recta final nos lleva a las icónicas calas de Papagayo. En Puerto Muelas se respira un ambiente naturista y despreocupado, mientras que la playa de Papagayo concentra la versión más “instagrameada”.

Puerto Muelas de Arriba, Papagayo.
Puerto Muelas. En el horizonte, Isla de Lobos
Naturismo en Puerto Muelas.
Naturismo en Puerto Muelas

Para reponer fuerzas, nada mejor que los chiringuitos de Papagayo, antiguas chozas de pescadores hoy convertidas en restaurantes. Chipirones, pulpo, pescados frescos y arroces se acompañan con un buen malvasía volcánico.

Antiguas chozas de pescadores transformadas en chiringuitos.
Antiguas chozas de pescadores transformadas en chiringuitos

Antes de sentarse a la mesa, recomendamos una inmersión en las aguas turquesas de La Cera: crioterapia natural para las piernas tras cinco horas de ruta.

"Crioterapia" en las aguas turquesas de Playa de La Cera, Papagayo.
«Crioterapia» en las aguas turquesas de Playa de La Cera, Papagayo

El cierre perfecto lo pone Casa El Barba, con cañas y vistas que saben a recompensa tras la aventura.

Restaurante Casa Barba, Papagayo.
Restaurante Casa Barba, Papagayo

Con la boca refrescada, y el gaznate, hicimos balance de la aventura y desventuras (pies hechos papilla), de las sensaciones, de lo bien que sienta salir del caparazón de la rutina…

COSAS A TENER EN CUENTA

  • DISTANCIA: 18,77 kms. 
  • DURACIÓN: 5 horas exactas (de 9:15 a 14:15).
  • DESCARGA LA RUTA. Wikiloc
  • DOS COCHES. Dejar un coche en Chiringuito de Papagayo, viajar a Playa Quemada con el otro coche. 
  • SOLO 1 COCHE. Limitar el sendero hasta la Playa del Jardín, ida y vuelta

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